Madrid y Barcelona pueden presumir de ser la segunda y tercera ciudad del mundo con mayor seguridad en sus infraestructuras, según el índice anual elaborado por The Economist. Este informe también sitúa a ambas ciudades entre las 15 más seguras atendiendo a cuatro factores: ciberseguridad, infraestructuras, sanidad y seguridad personal. En el ránking aparecen en las primeras posiciones ciudades europeas y asiáticas, y, a la cola, enclaves del sudeste asiático y África.

La investigación estudia las ciudades más pobladas del mundo y los retos a los que se enfrentan debido a su crecimiento. El tamaño sí importa en materia de garantías de seguridad y bienestar de los habitantes. Así, el crecimiento imposible de prever en la formación de grandes urbes ha supuesto desde hace décadas un constante desafío en lo referido a abastecimientos de servicios básicos y sanidad, infraestructuras y transporte de los pobladores. Aunque se trata del aspecto más fundamental para el funcionamiento económico y social de un núcleo urbano, se abren otros factores relevantes relacionados con este crecimiento, por ejemplo, el terrorismo en sus nuevas formas, particularmente atraído por las grandes capitales. Londres, París, Madrid y Barcelona han sufrido ya sangrientos ataques que forman parte de la estrategia de comunicación yihadista.

Los accidentes de tráfico se han multiplicado, asimismo, en los núcleos urbanos, como consecuencia del crecimiento de población que deja zonas más vulnerables en el sistema.

Recientes investigaciones han apuntado, además, a la relación entre las estructuras de habitabilidad en las ciudades y la salud de sus habitantes. Y la desigualdad intrínseca al aumento de la riqueza en los territorios más poblados se ha demostrado capaz de provocar disturbios que ponen en jaque la seguridad de las personas que viven en los barrios menos afortunados.

La ciberseguridad, por otra parte, representa el aspecto más relevante en la actualidad y que mayor desafío supone para mantener segura una ciudad. Con el desarrollo de riqueza y la accesibilidad a las nuevas tecnologías, se abre la vía a implementar recursos de ‘ciudades inteligentes’ que ahorran costes con su análisis de datos y previsiones pero que, a la vez, suponen un blanco idóneo para los ataques informáticos. Las ciudades digitalizadas corren mayores riesgos de quedar bajo un control malicioso que, con un tecleo, colapse su funcionamiento. Este caso se ha experimentado recientemente en los hospitales de ciudades británicas. Por tanto, la inversión en inteligencia debe ir acompañada de una inversión en ciberseguridad para proteger el funcionamiento urbano y sus infraestructuras básicas.

Las infraestructuras más seguras de Europa, en España

Estas valoraciones, distribuidas en un máximo de 100 puntos y ampliadas a la investigación en 60 ciudades, han vuelto a situar en el podio a Tokio como ciudad más segura del mundo, con 89,90 puntos, que no es superada por ninguna otra en cuanto a sistemas de seguridad informática. La siguen Singapur, Osaka, Toronto y Melbourne. En el primer grupo de las 15 más seguras, la representación europea llega con Ámsterdam, Estocolmo, Zúrich, Frankfurt, Madrid (número 12) y Barcelona (número 13).

Ambas ciudades españolas, además, se sitúan en segundo y tercer lugar, sólo por debajo de Singapur, en el ránking específico que valora la seguridad en las infraestructuras públicas. Superan también en este aspecto a las otras tres ciudades europeas del top de esta clasificación: Estocolmo, Zúrich y Ámsterdam.

El índice llama la atención sobre el deterioro en la seguridad media atendiendo a estos cuatro factores en Estados Unidos, donde ninguna de sus ciudades se cuela entre las diez primeras. San Francisco aparece como primera representante estadounidense en el puesto 15, seguida de Los Angeles (18) y Chicago (19). Nueva York se sale del top 20, quedando en la posición 21.

Entre los grandes núcleos urbanos con menor seguridad, el índice señala a Yakarta (Indonesia), Daca (Bangladesh), Karachi (Pakistán) y Ho Chi Minh City (antigua Saigón, en Vietnam).

Fuente: eleconomista.es